Una vez más asome mi rostro por la ventana, era la décima vez que lo hacía, daría un millón de dólares por que estuviera abierta. Aun era temprano, pero el canto de los pajarillos avisaba que el día comenzaba. -Señora Wayne, saldré a comprar la despensa de la semana- dijo Olga tomando una sombrilla para ocultarse del sol. -¿Puedo ir contigo?- dije con una chispa de esperanza. Olga se limito a mirarme con pesadez, entendí esa mirada. Volví mi vista hacia la ventana, extrañaba sentir la brisa de la mañana, sentir como el sol quemaba mi piel, el aroma de la tierra mojada... Había olvidado lo que se sentía ser libre.All Rights Reserved
1 parte