Llego el momento que odio y amo por partes iguales, describirme. Soy una mujer, o una ex adolescente o una joven adulta o... saben qué? Da igual, el punto es que escribo y que recién a mis diecinueve años se me ocurrió empezar un diario. ¿Por qué? Porque no puedo pagar un psicólogo y, además, Internet siempre se sintió como el amigo que sabe todos los detalles de tu vida que nadie más sabe. Así que si te querés enterar cómo es la vida real de una chica que no sabe definirse y que ya debería haberlo hecho, seguí leyendo.
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