Hace mucho tiempo, más del que se puede contar, existió una pequeña aldea rodeada de un frondoso bosque encantado. Entre los habitantes de ésta, se contaban relatos, tan viejos, como el bosque mismo. De entre todas esas historias, había una en especial. Aquella historia contaba el origen de la hermosa y solitaria flor blanca que adornaba uno de los viejos senderos que daban hacia el bosque. Se decía, que esa hermosa flor, fue originada en una trágica historia de amor, o bueno, eso es lo que mi abuela solía contar. Y precisamente sobre esa historia, es que yo les quiero relatar.