Y aquí estoy, otra vez, en el mismo lugar de cada sábado, mirando hacia el cielo, que según sus sentimientos cambia de color -cosa que no me impide llevar a cabo la misma rutina que empecé hace siete años, con la persona que más amé, amo y amaré-, atrapada en mis propios pensamientos, esperando a que ocurra algún milagro, pero sabiendo que este deseo nunca se cumplirá. Hace siete años que mi vida cambió bruscamente. Mi padre se fue. Se fue para no volver nunca, pero lo hizo de una manera digna. Estaréis pensando, ¿Como puede considerarse abandonar a tu propia hija o hijo algo digno? Después de saber el porqué pensaréis lo mismo. Nada volvió a ser igual.
5 parts