-Una noche de luna llena, en donde las estrellas titilantes se alineen con los latidos de cuatro lobos, en el norte nacerá una chica, hija de una albina, tendrá sobre ella rojas líneas, que marcaran su vida... Shinigoro-
El hombre recitaba una especie de poema, pero... No era eso, no era un poema, era algo más importante.
-La profecía de la reencarnada del Dios de la Luna continúa, cada cierto tiempo el ciclo se repite, y solo una vez en una vida, se puede presenciar tal cosa... He esperado toda mi nueva vida para esto, para sentir en la palma de mi mano el poder latente de un dios, de un ser más allá de la comprensión humana-
Los gritos de dolor continuaron arriba, la dama seguía en constante agonía y no podía pensar, solo empujaba, más y más fuerte para poder ver a su retoño de una vez por todas. No claro para ella, que sería no solo la primera vez que lo viera, pero sino la última.
-Pero cuidado debemos tener, ya que si la madre muere a los primeros diez años de su vida, sus poderes se verán interrumpidos, el flujo de su aura se perturbará y desatará mil noches sin luna...- La voz calmada dijo mientras subía las escaleras, revelando a sus hombres todos detrás de la puerta listos para entrar, alzando un dedo les indicó que el momento no era el adecuado aún.
-Aún no... Hemos esperado esto por años, cinco minutos son nada, la paciencia guía a la sabiduría y consecuentemente, al poder- Exclamó, todos sus seguidores asintieron musitando un "Si mi Lord"
-Solo un poco más... Y seré indetenible-All Rights Reserved