Crowley y sus compañeros asisten a la Escuela Infernal, donde los demonios jóvenes aprenden a usar sus poderes para el mal. Talentoso y arrogante, considera que la escuela es una pérdida de tiempo, hasta que llega un alumno de intercambio que le roba el corazón y lo hace apreciar más su tiempo allí: Aziraphale, un ángel de la Escuela Celestial que es tan inocente como hermoso y que a pesar de tener miedo va descubriendo que no todo en el infierno es tan malo como creía.