Hace mucho, mucho tiempo, pero no tanto, existió un príncipe que era tan feo pero tan feo que era la burla de su propio país. No todos los cuentos tienen al príncipe que todas soñamos; ojos azules como el zafiro, cabello rubio como el sol y una sonrisa perfecta que hacía suspirar a cualquiera. Ciertamente esas cualidades no iban de la mano con el príncipe; ojos verde como el pasto, cabello gris como las cenizas de una fogata, torpe y molesto, tan delgado como un esqueleto, y sobre todo y no menos importante, feo. Una vez escuche que hasta la persona más fea, puede ser la más bella con un corazón puro, y yo si lo creo. Al fin y al cabo, la bestia también era un príncipe. Esta expresamente prohibido copiar, transcribir, alterar o reproducir por cualquier medio electrónico o mecánico el contenido de esta obra, sin permiso escrito por parte del autor. Esta historia está protegida por los derechos de autor Kiurys Coats.