Hace mucho, mucho tiempo, pero no tanto, existió un príncipe que era tan feo pero tan feo que era la burla de su propio país.
No todos los cuentos tienen al príncipe que todas soñamos; ojos azules como el zafiro, cabello rubio como el sol y una sonrisa perfecta que hacía suspirar a cualquiera. Ciertamente esas cualidades no iban de la mano con el príncipe; ojos verde como el pasto, cabello gris como las cenizas de una fogata, torpe y molesto, tan delgado como un esqueleto, y sobre todo y no menos importante, feo.
Una vez escuche que hasta la persona más fea, puede ser la más bella con un corazón puro, y yo si lo creo. Al fin y al cabo, la bestia también era un príncipe.
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Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...