Mateo Symanski solo era un novato cuando llegó a las oficinas de campaña de Ubaldo Ortega y la primera recomendación que recibió fue del compositor de campaña Thiago. ― Ni se te ocurra molestar al hijo del jefe, es algo consentido. Diego Ortega Elizalde era todo un misterio ante todos, su maldita sonrisa podía dejar desconcertado a más de uno. Ahora ambos estaban unidos por mentiras e ilusiones, todos les decían que lo suyo era un capricho.