A Naruto Uzumaki jamás le ha gustado dejar preguntas al aire, siempre meticuloso cumpliendo al pie de la letra los valores que le implantaron desde niño. Ser el hijo de uno de los capos más importantes de todo Japón no es cosa fácil. Había pocas cosas en este mundo que le gustaran realmente, el café en las madrugadas era una de ellas, el amargo olor veraniego de los azares era otra; la dulce chica de cabello rosa se anotaba en su lista. Tenía ciertas obligaciones, se tenía que casar irremediablemente con la hija del socio de su padre, no hubo ninguna expresión en su rostro al recibir la noticia. HinaNarusaku.