En un poblado en la Londres de 1814, el padre Aziraphale cuida de la parroquia del Este. Oficia ceremonias y calma a los pobladores que confían plenamente en él. Su vida es la de cualquier hombre devoto a Dios puede esperar... Hasta que una noche, a las puertas de la iglesia ve a una figura arrastrarse furibunda. Ayudarle quizá sea su perdición.