Nunca creí en los monstruos, nunca creí en las historias de terror, pero de manera momentánea la superstición se infiltró en mí, tanto o más que él.
Él no era como nadie que había conocido, y podría jurar que nunca conocería a alguien más como él. Su presencia llamaba la atención, y no era por su apariencia perfecta, limpia y fría hasta los huesos, ni por su acento al hablar, sino por sus ojos, diablos sus preciosos ojos, eran tan expresivos que con solo una mirada de ellos, te podían decir todo y a la vez nada. Te confundían aún más, y parecían estar vacíos.
Su llegada al pueblo de Clayson había desatado un huracán de desgracias, muertes y me atrevo a decir que desde que él llegó, el karma y la mala suerte se podían cortar con un cuchillo.
-FG☄️