Dicen que el mundo está hecho de partículas, que cada átomo da forma a un individuo. Y de ese individuo emergen experiencias, decisiones, cicatrices... facetas que todos llevamos dentro.
Pero él ya había vivido cada una de ellas. Incluida la muerte.
¿Estaba muerto porque lo merecía? ¿O simplemente porque otros lo habían decidido?
Sabía que lo querían ver caer. Sabía que, para muchos, su desaparición era la solución a sus problemas. Y, aunque no le temía a su asesino, cuando lo vio desde el suelo, mientras su vida se deslizaba entre respiraciones ahogadas y un río de sangre, admitió que quizá... solo por un segundo, sintió algo muy parecido al miedo.
Aun así, no se arrepentía. Sabía que su destino estaba escrito desde hacía mucho. Pero también sabía que algo había cambiado todo.
El mundo del crimen ya no era lo mismo. No cuando se trataba de... él.
Tom Riddle logró salir del diario en el momento que le hacía creer a Harry Potter que lo había derrotado, aunque la realidad fue que Tom aprovechó para escapar y volver a tomar lo que perdió hace unos años.