Todas las noches que voy a dormir recuesto la cabeza en la almohada, pongo alguna canción, cualquiera. Y en las letras te encuentro, mirándome a los ojos, con tu mata de cabello despeinado, sonriéndome y diciendo, como a cada momento, lo hermosa que me veía y lo mucho que me deseabas, mientras aún seguías agitado después de tener sexo. Y una vez más yo sólo te miraba, sin expresión en mi cara. Sabía que esto acabaría.