La vida suele ser una perra y la de Adrik no es una excepción. La única manera de superar sus supuestas desgracias es apoyándose en el humor (en su mayoría no muy convencional) y utilizando grandes cantidades de sarcasmo. Adrik venía sospechando acerca de lo irónica que es su existencia, pero terminó de comprobarlo, cuando, involuntariamente, cae rendido a los pies de Sean, a quien conoce mejor en la sala de detención, y es, claramente, el tipo de chico al cual le juró odio eterno. [OBRA COMPLETA✔]