Hace mil ochocientos años los clanes, Yata, Kusanagi y Yasakani usaron las tres reliquias sagradas para sellar el poder de Orochi quien buscaba destruir la humanidad, una vez que este y sus guerreros fueron derrotados el clan Yata se encargo de vigilar ese sello temiendo que algún día Orochi podría volver. Sin embargo los dioses, mediante un sueño le comunicaron a cada uno de los lideres que un guerrero nacería formado de la sangre de los tres clanes y en su interior llevaría los tres tesoros, su poder seria equivalente al de Orochi y seria este quien custodiara al demonio a su regreso, pero el guerrero no podría alcanzar su gran poder hasta llegar a ser un adulto, por lo tanto los tres clanes debían encargarse de enseñarle al guerrero a desarrollar sus habilidades a lo largo de su crecimiento y al mismo tiempo protegerlo. Los años y los siglos pasaron y aquella premonición se convirtió en una leyenda. El clan Yasakani que una vez fue aliado de los otros dos, libero una de las partes del sello de Orochi en un acto de ira por parte de su líder, provocado por la pena de la muerte de su esposa asesinada por un acolito de Orochi, pero este culpando al clan Kusanagi debido a la tentación de la serpiente, hizo un pacto con Orochi para que le concediera el poder para derrotar a sus antiguos aliados, así se convirtieron en rivales y al paso de los años muchos miembros del clan perecieron gracias a esta antigua rivalidad, presente en la actualidad. Aquella leyenda que una vez quedo en el olvido para los Yasakani, hoy en día Yagami y los Kusanagi, jamás fue dejada atrás para el clan Yata. Cientos de años después una criatura nació en la misma fecha que habían anunciado los dioses, aquel infante poseía la marca que representaba las reliquias y una vez reconocido fue apartado de sus padres y llevado con la familia Yata para comenzar su entrenamiento...
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