La lujuria puede venir en muchas formas; para China fue cuando el amargo humo de aquel cigarro golpeó contra su rostro; tan seco y sofocante como siempre, mezclado con el aroma a licor barato y botanas de cantina; sus labios estaban tan cerca que casi pudo saborearlos. El fuego consumió la marihuana más lento de lo que sus labios tardaron en unirse, bailando al ritmo de las brazas sobre el papel. El hedor a droga fue substituido por el olor del sudor que cubría su piel y la fuerte música que sonaba en aquel lugar por los suaves gemidos que salían de sus bocas de vez en cuando.All Rights Reserved