La vida de Harry nunca fue fácil.
Al contrario, él prefería decir que la diosa luna no lo quería en absoluto.
Cuándo era más pequeño su padre se largó, su madre entro en tanta desolación por perder a su alfa que falleció.
En ese entonces el alfa de Harry, el que siempre estuvo para apoyarlo despareció.
Él se pasó segundos, minutos, horas e incluso meses para intentar que volviera, pero nunca lo hizo.
Desde ese entonces el pueblo de Keswick lo llamó "El alfa que no despertaba".