-Dios dijo, maldito sea el hombre que duerme al lado de otro hombre...
En serio quería matarlo, este tipo que estaba frente a todos, predicando la palabra, bueno, no quería realmente, pero si callarlo de alguna forma. ¿Por qué tenía que ser mi padre? ¿por qué? O quizás... él tenía razón y el problema era yo. Tantos pensamientos gobernaban mi mente, empezaba a sudar, está ansioso, creo que es un ataque, me desesperaba, de pronto todo se nubla en mis ojos.
-Respira. -Dijo Gabrielle, mientras se encontraban sus ojos con los míos-. - ¿Estas bien amor? -dijo casi en forma de susurro, a pesar de su constante presión por sincerarnos ante la gente igual me respetó mucho mi espacio; no es fácil asumir que todo lo que tu padre predica, su razón de vida, va en contra de lo que eres, esos son los problemas de ser yo, nada más y nada menos que el hijo del predicador.
Él es el único peligro presente cuando está cerca .
Ella es su tentación.
Él es un indiscutible error .
El señor de la oscuridad en Nueva York , el único que puede mostrarte que es el temor con tan solo una mirada .
Nadie nunca a logrado domar su corazón tan negro como la misma noche , él no tiene ningún tipo de remordimiento por nadie , no le importa nadie con tal de seguir en el poder .
Hasta que llega ella .
Que lo hace cambiar no tan solo de idea sino que lo hace mirar más allá de la lujuria .
Inicio de publicación 29_9_2024