Jane era un ser etéreo, silencioso, indiferente. Su vida se resumía en entrenar, obedecer a Aro y buscar firmas de matar el tiempo. Benjamín fue un prisionero durante toda su eternidad. Matar a Amún lo liberó de su infierno personal, no obstante, la vulnerabilidad se apoderó de él cuando descubrió que no estaba preparado para vivir solo en el mundo. Gracias a Benjamín, Jane se vio envuelta en una calidez agradable, convirtiéndose en alguien levemente más cariñoso. Gracias a Jane, Benjamín pudo sanar sus heridas, amando y recibiendo amor de forma pura y sincera. Jane y Benjamín estaban convencidos de que el resto de su eternidad sería tranquila y llena de amor. Lo que ellos no imaginaron, es la sorpresa que el destino tenía reservada para ellos.