102 Partes Concluida Y quizás no le importe mucho al resto, pero para este hueco que han dejado a lo largo del tempo, incontables ausencias; mi único consuelo es expresar los aullidos que le arranca la luna, a mi pobre alma desganada.
Lo he sabido ocultar, pero en las noches, cuando las nubes abrazan protectora mente las estrellas, cuando el viento acaricia con malicia las hojas secas, cuando la lluvia besa el suelo que me sostiene, cuando miro fijamente el horizonte, cuando oigo la voz del amor desquebrajarse... Algo duele.
Siempre algo me duele.
Siempre, siempre es tu recuerdo quien me duele, y la luna desespera por matarme.
...
Aquí, en este espacio del cual nadie puede juzgarme, por no saber ni siquiera yo, quién soy, dejaré mi mente al descubierto.