Mía tenía diecisiete años, estaba atravesando de pleno la adolescencia y para ella todo lo importante entonces era tener pecho, vestir bien, pasar muchas noches de juerga con sus amigos, el tabaco, el alcohol y encontrar un novio con quien perder la virginidad. Pero cuando su madre le anunció, aquel verano del 2005, que se iba a casar, no se esperaba que aquello que estaba por venir lo cambiaría todo. Su nuevo padrastro era exigente, frío y muy perturbador y jamás aprobaría el estilo de vida alternativo que estaba viviendo. Además, aquella mirada y aquel olor a perfume masculino de aquel abogado vasco recién llegado a Barcelona le atraería más de lo que ella se permitiría admitir.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...