De camino a la universidad en mi primer día, recordaba una anécdota que mi papá me había contado hacía poco. Me contó que, en su primer día, cuando iba rumbo a su primera clase estaba extremadamente nervioso. Aún que no entendía muy bien porque, todo el camino en bus a la facultad le sudaron las manos y el corazón le latía rápido. Ahora el hecho le causa gracia y esa anécdota va acompañada por relatos que enmarca bajo el título de los mejores años de su vida. A decir verdad, no recuerdo haber estado tan nerviosa en mi primer día. Pensaba que no sería tan diferente, aunque mi hermana me había dicho que no sería igual a esas experiencias, yo esperaba encontrar las mismas lógicas de ser la nueva. Sin embargo, aquel día todos éramos nuevos, indagando en un terreno que nos resultaba desconocido.All Rights Reserved
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