Todo empezó con los gritos en la casa. La pequeña casa de mis padres. Una casa normal. No puedo procesar casi nada de lo que dicen mis padres. Las lágrimas brotan de mis ojos por la impotencia, aunque trato de ocultarlas. Sé lo que sigue. La puerta se abre. Y yo salgo por ella. Sin nada más que la ropa que traigo puesta. Ese fue el día en que caí.All Rights Reserved
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