Fue una decisión abrupta la que tome. Pero fue una de las mejores que he tomado. No podía seguir escondiéndome debajo de aquellos gorros de lana , ni tampoco de excusas vanas que no tenían sentido, debía de afrontar las consecuencias de mis actos, de mis crisis, de todo. He pasado más de medio año sin involucrarme en mí, dejando las pinturas y pinceles escondidos, como si aquello me garantizara que me sentiré mejor. Querido Diario, no quiero despertar...no quiero despertar y ver que todo sigue igual.