Nada de lo que pudiera hoy narrar es una excusa a lo sucedido a lo largo de los años desde el día en que la conocí... Aquella fría mañana de abril marcó el inicio de una buena amistad la cual fue protagonista de los mejores años de mi adolescencia, hasta que el sentimiento aquel se posiciono tan fuerte en mi interior que me llevo a intentar ocultarlo a pesar de todo, sin importarme nada... Todo pareció funcionar de maravilla durante algunos años, en los cuales mis fachadas y maneras que tenía para tapar aún más con mentiras ese sentimiento, se derrumbó en un abrir y cerrar de ojos el día en el que ella llego a vivir a mi hogar. Y desde ahí, Despertar en la misma casa que ella, era una maldita tortura... Sin embargo, como desearía que solo hubiese sido eso, eso y nada más. Tras su llegada, la muralla tan sólida que se había sostenido durante tantos años, poco a poco se comenzó a derrumbar... comenzando así una historia que podría solo definirse como un juego en el que los dos participantes lo apuestan todo, sin embargo ninguno sabría las artimañas del destino, ni quién sería el gran perdedor...