Mientras escucho éstas melodías, a mi mente vieje la imagen de aquel hombre cuyo corazón mío pertenece. Siempre tan presente; siempre tan suya. Las claras notas fijan sus ojos en mi mente, ojos azules, azules como el cielo, clarecientes como el mar. Su nombre, un nombre muy conocido, aunque el mio inexistente para él. Chris Evans se llama. Basada en sentimientos reales.