En un pueblo lejano llamado "Wriverwood", vivía Kling un joven de veinticuatro años, que vivía con sus padres y hermano menor. Él era artesano, vendía infinidades de obras maestras creadas por su motivación y amor al arte, en especial a la realeza, la preferencia de la reina era sofisticada y Kling sabía satisfacer los lujos elegantes que se podía dar ella.
En un reino llamado "Jeweland", vivía Adam un joven de veinticinco años, príncipe, era el hermano menor del reino. Tenía como misión encontrar a la chica ideal para que sea la princesa que faltaba y así completar la dotación real de Jeweland.
La mirada de Kling desorientada hacía el príncipe Adam, era evidente a los ojos de él, Adam por su parte sonreía ante la situación que estaba presenciando, dos guardias, un chico un poco más bajo que su estatura, demasiado sonrojado con un queso en su mano y un pequeño que le sonreía al príncipe con una sonrisa de oreja a oreja.
Sin embargo, la mirada de Adam hacia Kling no se le iba fácilmente, Kling por su parte sólo quería arrancar de ahí, mientras que Adam imponía presión ante la situación...