Renata estaba completamente enamorada de aquel chico de ojos azules. Tenía una mirada hermosa que reflejaba lo dulce, simpático, tierno y aveces lo enojón que era. Todo lo que tenía que ver con él, era perfecto. Su cabello rubio, casi siempre sujetado con un rodete, su rostro masculino con una nariz puntiaguda, unas pestañas largas, sus cejas incluso cuando las fruncía por estar confundido o intrigado, lo hacía más adorable de lo que ya era y cómo olvidar su boca. Esa boca que la atormentaba por las noches en sus sueños, esa que cuando sonreía la hacía derretirse. Santiago un chico de 22 años, alto, fuerte, que enamoraba a todas. Jamás tuvo una relación seria, solo amigas con derechos. No quería enamorarse, no hasta encontrar a alguien que de verdad amaba y eso no estaba en sus planes. No por ahora, hijo de un padre banquero, con una madre abogada. Su familia venía de una buena condición económica, pero para Renata eso no era problema, ni mucho menos que Santiago salga con una chica diferente cada semana. El único problema es que era el mejor amigo de su hermano mayor, y para los amigos de su hermano... su pequeña e inocente hermana estaba prohibida.All Rights Reserved
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