"No me juzgues por el lugar en el que me encuentro, pregunta hacía dónde va mi corazón... Siempre contigo. A pesar de que mi silencio te haga creer lo contrario, confía en mi, aunque mis actos te hagan dudar, escucha tu corazón... Si el destino así lo quiere será... Si no... Lucha contra él"
Era demasiado Perfecto para ser cierto, lo que había iniciado como un tonto pasatiempo para molestar al anciano, los había llevado a un juego peligroso en el que ambos habían sido presos de su soledad, de la amistad y de la necesidad de sentirse finalmente completos. Presos de las bromas, las risas, el coqueteo, los besos, los pequeños roces y todos los encuentros fortuitos que los llevaron a ambos al punto de no poder estar lejos del otro, de la necesidad de tenerse cerca, amándose en secreto.
Lo que había nacido entre Natasha y Steve iba más allá de una lista, o de dos, más allá de planear una conquista o una cita. Lo que sentían iba más allá de la razón y de toda cordura, pero nada dura para siempre, no si la guerra, la venganza, se ante pone ante ellos hasta dividirlos. ¿Qué tan fuerte podrían llegar a ser para luchar por el amor de Steve?
-No tengo un lugar en el mundo y lo que rápido llega, rápido se va... -Susurró con melancolía frente al espejo de su habitación.
-Debes huir Natasha, tú pasado jamás dejara de perseguirte, tus números rojos jamás serán saldados, no importa todo lo que hagas. -Pensó la pelirroja después de cerrar una pequeña maleta de mano para después dirigirse a la salida de su habitación.
La espía miró la cama en donde había compartido cientos de noches con Steve una última vez y partió en dirección a la firma de los acuerdos de Sokovia, dejando atrás todo lo que alguna vez creyó suyo y a lo que alguna vez sintió ser una familia... Su única familia, huyendo de aquel sentimiento absurdo que doblegó sus más firmes y estúpidas creencias.
Quizá estaba destinados a NO tenerse nunca más.
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