Cuenta la leyenda, que a media noche todavía pueden oírse los boleros que el zorro le cantaba dulcemente a su princesa. Murmuran, los valientes atreven a escabullirse por las calles más viejas de Nogales, que aún pueden escuchar en el viento las promesas de amor que se profesaban un bandido y una joven con un futuro prometedor. Valdrá la pena que Nicolle lo haya dejado todo, solo por unos ojos, con el color cielo de Arizona?