La Princesa, se tiró sumisa a los pies de su Padre, el miedo dominaba todo su ser; ella estaba dispuesta a hacer todo lo que su Padre demandara; las lágrimas corrían abundantes por sus mejillas, temblaba fuertemente, no podía ni imaginar su muerte. - Padre, por favor no lo haga, se lo ruego, yo no lo haré otra vez - suplicaba ella, alzó su rostro del piso, miró a su Padre con el dolor plasmado en sus ojos - Prometo alejarme, no la buscaré más, por favor, se lo suplico no la castigue así , yo la convenci , ella le es leal y obediente - rogaba sumida en llantos y sollozos . - Levántate ahora mismo del piso - ordenó severo el Rey, la ira hervía en su sangre - Mi hija, la Princesa de Montnivierd, humillandose y rogando por una maldita rata asquerosa, suplicando por basura traidora - gritaba él fuera de sí, Su Majestad no esperaba nunca que eso pasara, él confiaba, por eso su gran enojo . - Por Favor Padre, por favor - seguía implorando la jóven, sus saladas lágrimas mojando el fino calzado de su enfurecido Padre - Haré lo que quiera, me casaré con el Príncipe Nicolas , nunca lo volveré a contradecir , se lo ruego, por favor, ella siempre le ha servido con valor, todos estos años peleó por el reino y ha sangrado por nuestra familia, por favor no lo haga - la joven suplicaba insistente, se arrodilló sometida, hablaba sincera y su llanto no cesaba. - He dicho que te levantes, nadie es digno de las lágrimas de una hija mía - El Rey se apartó de su hija, se sentó en su trono - Morgand marcó su fin al tocarte, su misión era tu seguridad, ella no es nada, no vale nada, tu vida y cuidado eran el propósito de la suya, y si tú la convenciste, entonces tú la mataste - sentenció implacable el monarca. - !! No !! - gritó destrozada la Princesa, de rodillas se acercó a su Padre nuevamente, se postró , rostro al piso, llorando más si era posible, su corazón dolía y su alma estaba rota . Pero no la escuchó, la ignoró y se fue, no hubo p
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