Llevaba una mala vida, era verdad, no era tampoco una buena persona, todos los prejuicios de la gente al verme, parecían estar correctos, no me podía importar menos, hasta el instante en que vi sus ojos mirarme fijamente, esos ojos carmesí tan inocentes y esa sonrisa tan dulce, iba a cuidar de él aun a costa de mi propia vida. Porque él es mí preciado hijo. *Rosez: Recuerdos de Shiki. Historia extra.