¿Cómo de maravilloso puede ser el hecho de compartir piso con tu mejor amiga, con la que estás muy unida, que es tu mayor confidente y que esa convivencia ha afianzado más, si se puede, vuestra relación? Supongo que algo digno de personas afortunadas, pero la cosa cambia drásticamente cuando estás completa, loca y perdidamente enamorada de tu mejor amiga, que al igual que tú es bisexual, pero que tiene pareja, y aún encima (por si esto no fuera suficiente), su novio es el mayor capullo del mundo. Pues Alba estaba exactamente en esa situación, y era una putada, de las grandes.