Las personas cambian y el mundo no se detiene por nadie. Haida era una de esos animales que creia fervientemente que el amor era capaz de mover montañas y resistir cualquier adversidad que se le presentase. El tiempo fue pasando solo para enterarse que muchas veces llegamos a confundir lo que sentimos y que la única forma de realmente amar a alguien, es primero amarse uno mismo.