Sin lugar para los débiles

Uraraka había llegado a aquel bar con la intención de distraerse, por alguna razón no le encontraba sentido a su carrera como heroína profesional y se sentía estancada en una relación que todos veían como perfecta, pero que no era así. Al encontrarse con Bakugou los dos están de acuerdo en que Japón puede que no sea el lugar para ambos, entre tragos se acerca a ellos un hombre alemán que dice tener la respuesta a aquella pregunta que ni ellos saben cuál es.

Los dos héroes deciden acompañarle a su destino, llegando a la casa donde los recibe una mujer que rompe en llanto antes las palabras de ese hombre: Es un sargento que ha venido desde Siria a revelarle que su hijo a muerto en batalla, sacrificándose por aquellos que nunca tuvieron un héroe cerca. Uraraka y Bakugou presos de la curiosidad le preguntan por ello, descubriendo que en los países en guerra no hay héroes profesionales para ayudar a los inocentes que se ven envueltos en el conflicto, allá solo van voluntarios y estos, al no saber manejar bien sus quirks, terminan por sacrificar sus vidas por nada.

Ambos héroes profesionales deciden alistarse en aquel conflicto envuelto en altas temperaturas, sin saber que lo que han visto hasta ahora en la ciudad es una mera tontería al lado de la crueldad de la arena y quienes mandan en ellas. En una ciudad tomada por el terrorismo, se darán cuenta que no conocían el miedo hasta ahora y que ser débil tiene un costo más alto del que podrían imaginar.