- Te amo hoy y siempre, recuérdalo -
- no amor, no digas eso, no te puedes ir - dijo entre lágrimas.
- lamento no haberte dado la familia que querías - una lágrima resbaló por su mejilla.
- ¡No, mi vida, no por favor! - comenzó sollozar con la cabeza recargada en el abdomen del amor de su vida.
- adiós, mi girasol - dijo la chica baja quien yacía tirada en el pasto.
Pasaron los meses y la castaña no podía más sin el amor de su vida, todas las noches llorando, lamentándose por la pérdida de su amor, por no poder haber hecho nada al respecto.
Pero comenzó la esperanza por el lado de la castaña, el amor de su vida no se pudo haber ido, está en cualquier maldito lugar de esta ciudad.
Comenzó a buscar respuestas hasta encontrarlas y también pistas, demasiadas pistas.