Dear Someone.

Anthony J. Crowley era un trabajador que limpiaba vidrios en la gran Metrópoli de Londres, se creía el mejor en ello, y como no, tenía habilidad, pero fue aquello combinado con una gran carga de ego y estrés que hizo que cayera en caída libre contra el pavimento por lo menos unos 20 metros causándole una incómoda visita al médico, por lo menos unos 9 meses de reposo.
Y mientras se lamentaba de lo imbécil que había sido y de que seguro lo despedirían por aquello, un hombre con mirada angelical se disponía cada día a cambiarle el cómodo. ¿Ocurrirá algo más que las peleas de ver si el pelirrojo terminaba su comida de hospital, o el querido Aziraphale tendrá que soportar mucho más de el?