-¿Que me disculpe? ¡No, discúlpate tú!- Dijo Chloe con los ojos llorosos, aferrándose a su orgullo a como la situación le permitía, aunque era claro que estaba por escupir la disculpa antes de lo esperado. Hacía un par de meses que todo en la vida de Chloe Bourgeois estaba de cabeza. Sus amistades, la escuela, su propio cuerpo, ¡todo! Y sabía perfectamente a quien culpar. Pero no, ella no se iba a disculpar.