La historia del hospital mental abandonado siempre ha hecho resaltar a la grisácea ciudad. Samay, una jovencita de dieciséis años, le tocaría sufrir las consecuencias al invocar las pobres almas en pena de ese lugar. Tomarían los cuerpos de sus seres queridos y se adentrarían a las entrañas de su mente invocando sus más grandes pesadillas y traerlas a su realidad.