Valentina estaba cansada de buscar una oportunidad que parece no querer llegar. No quería depender más de su familia, al menos no en lo profesional. Estaba harta de ser reconocida solamente como la heredera del imperio Carvajal; quería hacerse de un nombre por méritos propios. Jamás pensó que un error de dedo le ayudaría a conseguir no solo esa oportunidad que tanto anhelaba, sino la felicidad completa.