Una familia tan poderosa como esta siempre tiene la razón, y tiene todo controlado, hasta quien se casa con quien. La vida de la joven Ale cambia cuando se entera que se tiene que casar con un socio de su padre, pero no es tan extraño como piensan, la verdad es que así es su familia. Las envidias crecen tan rápido como la mala hierba.
"¿No se supone que no puedo ver a la novia una noche antes ? o como sea que va esa supersticion- me pregunta de forma divertida mientras cierra la puerta que lleva hacia la terraza, cuando lo hace el viento entra por ultima vez haciendo que el olor a tabaco inunde mis fosas nasales.
-No cuenta esa tradición- le contestó desde la cama
-¿Por que?- su tono es de confusión- Va haber una boda.
-Pues no es una boda de verdad.- se ríe demasiado alto
-¡Si que lo será! Estaremos casados, vendrá un ministro y todo eso.- mueve exageradamente sus brazos para hacer énfasis en el "todo eso".
-Bueno, pero yo hubiera querido poder organizar la boda ¿sabes?- veo cómo entra al closet y al cabo de un minuto sale vestido con un pantalón deportivo color gris y una camisa blanca, su ya típica pijama.
-Ya, tal vez más adelante, podrás planear una boda, se supone que después de un tiempo se hace otra boda.
-Bueno, no importa.- le quito toda la importancia a ese sueño mio.-No quedaban ya cuartos vacíos y mi padre pensó que si dormíamos desde un inicio en la misma habitación nuestra convivencia sería más sencilla. "