Las palabras se atragantan cuando tu realidad se desvela como un fracaso. Tus ojos ven aquello que amas con aspecto repulsivo, y te preguntas cuánto tiempo estuviste tan ciego como para no apreciarlo. La sangre derramada escapa de un cuerpo vacío, tus gritos reclaman silencio. Pero el papel necesita a alguien para susurrar. Y el escritor escribía, sin rumbo, hacia su propia desesperación.All Rights Reserved
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