Como una arcilla moldeada para rellenar ese corazón roto, o quizás una taza de café para entibiar aquéllos pensamientos que irrumpen en nuestra mente a cierta hora... algo poco y muy paradójico. Algo que nos recuerde que de muy jóvenes lo que el amor cura, también lo rompe. Ese... primer amor. Pero no el tuyo, ni el mio, sino, el de él.