Pintar el cielo de colores, al igual que su mundo, fue lo que hizo su amor. ¿Por qué aferrarse a las tristes y complejas reglas de la adultez?
Esta y más preguntas pusieron su mundo de cabeza, cada una respondida de manera soñadora pero no errónea.
Dentro de un mundo lógico, un alma sola, consumirá en los argumentos adultos, volvió a ser joven y pensó de nuevo con ilusión, por que encontró lo que muchos busca, su motivación, un ser que es uno en un millón, aquél que le enseño de vivir creyendo en la magia y en la lógica a la vez.