El chico la veía en todos lados y sólo le bastaba un pestañeo para saber que no era real, ella estaba muerta y nadie podía hacer algo al respecto.
Pero ese día el podía verla, frente a el, en carne y hueso; su pelo negro lacio caia por sobre sus hombros, su piel era pálida como la porcelana, su sonrisa era hermosa como siempre pero había algo que no era igual, sus ojos eran grises. Él trató de ignorarlo, la quería devuelta y sabia que esto era una oportunidad para no dejarla ir, ella seria su nueva Hannah aunque todos se lo negaran.