Alrededor de doscientos cincuenta años en el futuro, y tras sobrevivir a dos grandes guerras e innumerables conflictos, la raza humana prevalece dominante, y si acaso más sórdida. Una clase distinta de seres humanos, conocida como kinéticos, con el paso del tiempo se convirtió en un símbolo de miedo y rechazo en la sociedad. Pasaron de ser utilizados como armas, a vivir marginados, ocultos o esclavizados por las grandes familias burguesas. En el seno de una de las familias más influyentes de los Naciones Unidas del Sur, nació Arien, una contradicción al sistema cuyas normas lo hubieran convertido en un sirviente, pero el destino lo atrajo al peligro, al sufrimiento, y a la lucha por la libertad.
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