Aisha Ali no necesitaba un príncipe, mucho menos un lobo, como solían decir sus compañeras. Ella se necesitaba a si misma, ella era independiente, lo único que requería y necesitaba era la música lenta, para poner su cuerpo a bailar y así encantar e idiotizar al que la viera, necesitaba sus trajes de seda griegas, que se movieran sutil y sensualmente al compás del movimiento de sus caderas y pechos, necesitaba sus máscaras para ocultar parte de su belleza y mostrar sólo las dos perlas verdes, que adornaban su delicado rostros moreno, y lo que no podría faltar sería su fragancia Channel °5. Al fin y al cabo sólo eso necesitaba, o eso parecía.