Iba caminando por el parque, disfrutaba plenamente del hermoso paisaje sin distracción alguna, pero marico estaba allí tan cerca, un carro de perros calientes, mano mataría por uno, veo mi bolsillo y lo único que hay son tres pelusas y una chapa. Desilusionado, seguí mi camino pero de repente ¡BUM! un poste viviente estaba parado, justo frente a mi con dos perros, uno en cada mano, mi rostro se ilumino al instante por su belleza, me ofreció uno y lo acepte; en lo único que pensé el resto del día fue en esa alta figura frente a mi.
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