Maldito el día en el que ese chico de ojos verdes resultó ser mi hermano. y aún más maldito el momento en el que mi madre me lo contó. Ahora me veía obligada a llamar hermano a el chico que más daño me hacía, al idiota que se metía con migo en clase por ser una marginada sin amigas, ahora tendría que vivir en el mismo techo con el chico más capullo, mujeriego y popular de todo el instituto. Un amororso infierno que hasta el mismísimo demonio querría escapar.