Un par de cartas fundamentaron una relación romántica, y él se presentó con constancia. No se casaron pronto, pero eso no parecía ser impedimento para el amor que tuvieron a escondidas, mientras el mundo seguía girando a su alrededor. Así, un día al año, Sakura tenía garantizada la atención y el afecto del pelinegro, aun antes de su matrimonio, pero eso no necesitaba saberlo nadie...